El Comité Olímpico Internacional asume con alta responsabilidad el compromiso con el desarrollo de una estrategia de sustentabilidad que garantice que las justas olímpicas tanto de verano como de invierno sean más amigables con el medio ambiente.

Esta estrategia forma parte de la agenda 2030 planteada por la Organización de la Naciones Unidas, que busca que más instituciones se sumen a esta iniciativa con la finalidad de impulsar acciones para enfrentar y reducir la pobreza, y proteger el planeta.

El movimiento olímpico se sumó de manera decidida a este esfuerzo de la ONU y en el año 2015 se adhirió a esta iniciativa global en la que el COI generó una estrategia de sustentabilidad.

Los sitios naturales como infraestructura, el abastecimiento, la gestión de recursos y la movilidad son la base de los Objetivos Globales de las Naciones Unidas y por lo tanto también del COI, que a través de los Comités Olímpicos Nacionales impulsa acciones para mitigar los cambios climáticos.

Para este propósito, la agenda del COI en materia de sustentabilidad se basa en tres acciones concretas:

  1. Reducir nuestras emisiones de carbono en un 50% para 2030.
  2. Compensación de más del 100% de las emisiones residuales.
  3. Y el uso de nuestra influencia deportiva en la sociedad en esta materia.

Los primero Juegos Olímpicos que fueron amables con el medio ambiente fueron los de Londres 2012, cuyo impacto ambiental dejó de tener repercusiones negativas. En otras palabras, fueron los primeros juegos sustentables, en el que el reciclado fue la prioridad, así como la eliminación de desechos contaminantes, lo que marcó la diferencia de otras justas deportivas de esta envergadura.

Para la los Juegos Olímpicos de Río 2016, se consiguió contar con sedes y complejos deportivos con una estructura temporal, y así evitar el levantamiento de elefantes blancos que además de atentar contra el entorno natural impactaban de manera negativa en el medio ambiente.

El sistema de aire acondicionado que se utilizó redujo el consumo de energía en un 50%, optimizando el recurso y sus costos.

A consecuencia de la difícil situación sanitaria que se vivió por la pandemia del COVID-19, la justa olímpica de Tokio 2020 tuvo un largo retraso, pero no fue impedimento para que la agenda de sustentabilidad se hiciera presente: podios y medallas recicladas, camas de cartón, y alrededor de 500 vehículos eléctricos de celdas de hidrógeno se utilizaron para transportar a los competidores, funcionarios y medios de comunicación.

Para París 2024 el reto es mayúsculo ya que se buscará la sustentabilidad ambiental y financiera con un presupuesto de 3,900 millones de euros, 300 millones menos de lo estimado. De esta forma, Francia se prepara para cambiar  las formas y así darle una nueva cara al movimiento Olímpico a nivel mundial.

Fiel al espíritu de la sustentabilidad impulsado las Naciones Unidas y apoyado por la COI, el Comité Olímpico Mexicano, con el liderazgo de la presidenta Mary José Alcalá, ha generado medidas puntuales como la instalación de celdas solares, así como emigrar a energías más limpias que permitan un mayor eficiencia en los servicios que se le dan a los deportistas que se preparan en las instalaciones del Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM).

Falta mucho por hacer, pero el COI continuará adoptando las acciones necesarias para reducir y, en su caso, eliminar de forma total, el impacto ambiental en los futuros Juegos Olímpicos, y el Comité Olímpico Mexicano continuará asumiendo su responsabilidad para contribuir en el cuidado del medio ambiente.

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